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Entrenar, criar o malcriar… ¡esa es la cuestión!

Cuando un cachorro llega a casa, la emoción y la ternura pueden hacernos olvidar algo crucial: esa pequeña bolita de pelo dependerá completamente de nosotros para aprender cómo comportarse en el mundo humano. Pero, ¿deberías centrarte en entrenarlo, criarlo o simplemente disfrutarlo y correr el riesgo de malcriarlo? Este artículo te ayudará a navegar por estas opciones.

Entrenar: La base del buen comportamiento

El entrenamiento es mucho más que enseñar trucos como “sentado” o “dame la pata”. Se trata de establecer una comunicación clara entre tú y tu cachorro, lo cual es esencial para una convivencia armoniosa.

Beneficios del entrenamiento:

  • Evita problemas de conducta: Un perro que sabe qué esperar y qué se espera de él tiene menos probabilidades de desarrollar hábitos indeseados como morder muebles o ladrar en exceso.
  • Fortalece el vínculo: Cada sesión de entrenamiento refuerza la confianza mutua y crea un lazo especial entre ustedes.
  • Seguridad: Enseñarle comandos como “quieto” o “ven aquí” puede salvarle la vida en situaciones peligrosas.

Por dónde empezar:

  • Refuerzo positivo: Recompensa con golosinas, caricias o palabras de ánimo cada vez que tu cachorro haga algo bien.
  • Consistencia: Usa siempre las mismas palabras y gestos para los comandos.
  • Paciencia: Los cachorros tienen una capacidad de atención corta; las sesiones deben ser breves pero frecuentes.

Criar: Nutrir con amor y límites

Criar a un cachorro va más allá del entrenamiento. Es una combinación de cuidado, enseñanza y, sobre todo, empatía. Criar implica entender sus necesidades físicas y emocionales para que crezca sano y equilibrado.

Claves para una buena crianza:

  • Socialización temprana: Presenta a tu cachorro a diferentes personas, lugares y situaciones para que sea un perro seguro y sociable.
  • Rutinas: Los cachorros prosperan con una estructura diaria que incluya horarios regulares para comer, jugar y descansar.
  • Límites con amor: Es tentador dejar que un cachorro haga lo que quiera porque es adorable, pero establecer límites desde el principio evitará problemas en el futuro.

Malcriar: El camino de las buenas intenciones

Es fácil caer en la trampa de malcriar a un cachorro. Es difícil resistirse a esos ojos brillantes y a esa cola que se mueve sin parar. Pero, ¿qué sucede si siempre cedes ante sus caprichos?

Consecuencias de malcriar:

  • Comportamientos problemáticos: Un perro que no tiene reglas claras puede desarrollar ansiedad, agresividad o hiperactividad.
  • Estrés para ambos: La falta de estructura puede hacer que tanto tú como tu cachorro se sientan frustrados.
  • Dificultad para corregir malos hábitos: Es más fácil enseñar buenos hábitos desde el principio que intentar corregir los malos más adelante.

¿La solución? Equilibrio

La clave está en encontrar un balance entre entrenar, criar y disfrutar. Un cachorro no necesita un dueño perfecto, pero sí uno comprometido. Dedica tiempo a enseñarle, cuídalo con responsabilidad y dale amor incondicional.

Recuerda: un perro bien criado no es solo un compañero feliz, sino también uno que hace feliz a su familia. ¡Empieza hoy mismo a construir esa relación increíble con tu cachorro!

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